“Dutch Letters", pinturas de Pablo Burgos

El martes 6 de febrero a las 19,30 h en el Centro Cívico de Tabacalera, tendrá lugar la inauguración de la exposición “Dutch Letters”, integrada por pinturas de Pablo Burgos.

La muestra, comisariada por Jesús Mazón, podrá visitarse hasta 29 de febrero en este espacio.

Se trata de un proyecto pictórico que revisa en clave pop los cuadros de naturalezas muertas típicas de la pintura holandesa de la Edad de Oro.

Este género pictórico es común en ambas sociedades, como mostraron las exposiciones realizadas en el Museo del Prado y en el Rijksmuseum. Esta fue una temática recurrente en numerosos artistas representativos de dos ámbitos bien diferentes debido a las estructuras político-religiosas del momento.

“Dutch Letters” utiliza algunos de los elementos decorativos propios de la cultura de los Países Bajos como cerámicas de Delft, flores… hasta incluso elementos más kistch como los souvenires. Usa también guiños como los auterratos reflejados en los objetos, tal  como hacían algunos de los artistas de la época, y haciendo del color naranja el nexo común ya que es el símbolo de los Países Bajos y color de la fruta nacional de España. Todos estos elementos se mezclan con textos, ofreciéndonos una visión alegre y colorista de atrevidas composiciones, en la que los protagonistas (objetos, frutas y espacios) tienden a existir en un ambiente artificial que es a la vez relajado e inquietante.

Esta exposición supone un importante cambio de registro en la obra de Pablo Burgos. Los colores pastel, la exitosa integración de nuevos motivos -más pop que historicistas- como los souvenirs holandeses o los dibujos japoneses de Hello Kitty, además del collage, hacen de este trabajo uno de los puntos álgidos de la ya larga carrera de este artista, inconformista e investigador.

Tras un estudio previo del género del bodegón y sus posibilidades, Pablo Burgos se lanza al vacío y nos ofrece una visión alegre, colorista y de composiciones atrevidas; en la que tanto los objetos, como los tejidos, o las frutas tienden a desmaterializarse en un ambiente artificial que es a la vez inquietante y relajado. En un notable acto de valentía deja que el dibujo previo y los vacíos se mezclen con las pinceladas, a veces empastadas a veces muy líquidas, que construyen en su dirección todo lo representado. Por otra parte el juego de colores es llevado al virtuosismo con infinidad de gamas y tonos, con una estudiada luminosidad que crea pinturas elegantes.