El cortometraje documental “El barrio que no se rindió”, dirigido por Guillermo Ruiz y con producción cántabra de María Castillo y Agustín Telechea, muestra que la unión vecinal, en este caso la que brotó en el barrio San Francisco de Santander en los años sesenta, puede transformar los espacios que habitamos convirtiéndolos en lugares más agradables para la convivencia y fomentando -además- un sentimiento identitario en nuestra comunidad.
San Francisco fue uno de esos barrios que se construyó en los años sesenta en los márgenes del paseo General Dávila de la ciudad. Inhóspito y habitado en sus orígenes por emigrantes llegados de pueblos cántabros, castellanos y andaluces, gracias a la unión de sus vecinos, se transformó en un lugar mejor.
Construyeron aceras, carreteras y jardines; y convirtieron espacios vacíos en escuelas, bibliotecas y talleres. Su historia, su testimonio y el legado que aún perdura en nuestros días se reivindica ahora gracias al proyecto “El barrio que no se rindió”, un cortometraje documental inédito reconocido en la convocatoria de subvenciones de la Fundación Santander Creativa (FSC) y apoyado por la Consejería de Cultura del Gobierno de Cantabria a través de las ayudas de Acción Cultural que destinan a la producción y la edición audiovisual.
Estreno, el 27 de diciembre
El documental, que se estrenará el viernes 27 de diciembre a las 19:00 horas en el salón de actos de la asociación de vecinos del barrio, (Paseo General Dávila, Grupo San Francisco, 43), mostrará los episodios y las vivencias que han marcado la historia de estas personas, una comunidad diversa, “ejemplo de unión y superación”, cuyo relato es todavía desconocido para la gran mayoría.
“En una sociedad cada día más individualista y en la que predominan las relaciones superficiales e interesadas, nos parece esencial reivindicar relatos y experiencias de superación, de lucha y unión”. De hecho, este documental es una oportunidad para viajar a la transición santanderina de la mano de algunos de sus protagonistas y plantea, especialmente al público joven, la necesidad de rescatar ciertos valores y prosperar juntos, explica María Castillo, productora de la iniciativa.
Una iniciativa que ha sido posible gracias al talento y el trabajo conjunto de un equipo formado, entre otros, por Guillermo Ruiz, director de la pieza, Patxi Gabella y Agustín Telechea, en la producción, Mario de Benito en la composición musical, Javier Soriano en la dirección de fotografía y Nacho de Castro en el sonido. Todos ellos llevan meses trabajando con los verdaderos protagonistas de esta obra: los vecinos. “
El viaje
Así, a través de sus vivencias, ideas y opiniones, hemos podido realizar “un retrato de esa comunidad que cobra vida por sí mismo”. “Comenzamos a sentirnos compañeros de viaje, cada uno desde su modo de pensar pero todos compañeros de viaje”, cuenta uno de los protagonistas de esta cinta en la que también ha participado Ernesto Bustio, párroco durante más de veinte años del barrio y otra de las personas más comprometidas con la idea de transformar y mejorar la vida de la gente.
También aparece Miguel Cabaniñas, adolescente en los años setenta que ahora recuerda las reivindicaciones de sus padres y el apoyo al barrio con mucho esfuerzo y en su caso, a través de la música. Y José Luis Robles, profesor de la escuela creada por los vecinos en 1977.
En definitiva, “El barrio que no se rindió” busca explorar el pasado, el presente y el futuro de una zona que fue paradigma de los movimientos ciudadanos, ejemplo de resiliencia y fuerza de voluntad frente a la adversidad. “Adentrarnos en este barrio nos ha dejado huella: ha despertado inquietudes, sensibilidades y valores dormidos. Nos ha ayudado a comprender el pasado de nuestra sociedad, la naturaleza de su presente y las necesidades del futuro”, concluye María Castillo.