Después de que las entradas del Festival Internacional de Jazz de Santander se hayan prácticamente agotado en la web de venta -aunque todavía queden algunas-, la mayor parte de las localidades se pueden adquirir en la taquilla física ubicada estos días en el Parque Mesones, bajo la carpa donde se celebrará el evento del 5 al 8 de agosto.
La taquilla permanecerá abierta de 11 a 12 y de 19 a 21 horas hasta el próximo 8 de agosto, incluyendo también el fin de semana. En el teléfono 643.98.81.81, los espectadores pueden consultar todas las dudas sobre la venta de las entradas. Aunque en la web todavía quedan algunas localidades disponibles, a partir de ahora, la mayoría de las entradas y los bonos del festival solo se podrán adquirir en la taquilla física. La entrada tiene un precio de quince euros por concierto y existe un bono de treinta euros para asistir a las cuatro jornadas.
Esta cita reunirá en la ciudad, del 5 al 8 de agosto, a algunos de los mejores intérpretes del jazz internacional. Actuarán, cumpliendo con todas las medidas de seguridad establecidas por las autoridades sanitarias, músicos de reconocido prestigio como el trompetista italiano Fabrizio Bosso, la pianista y cantante australiana Sarah Mckenzie, el guitarrista sueco Ulf Wakenius y The Charlie Parker Legacy Band, un grupo de finales de los noventa que nació para mantener vivo el legado de "Bird", el hombre que rompió los esquemas del jazz.
Organizado por la Fundación Santander Creativa (FSC) en colaboración con la Dirección Municipal de Cultura, el festival pretende sumarse al circuito de los grandes festivales que existen en el norte del país como el de Vitoria y San Sebastián. Nace con un objetivo, acercar al público una música poco comercial y alejada de los espacios convencionales, pero de gran calidad y con una capacidad de emocionar muy poderosa.
Un festival que cubrirá un espacio difícilmente asumible por el sector privado en una ciudad vinculada históricamente a este género artístico y escenario en el pasado de grandes conciertos como el que ofreció Chet Baker en la Plaza Porticada en 1983. El festival comenzará el miércoles 5 de agosto con el concierto que ofrecerá el cuarteto liderado por el trompetista italiano Fabrizio Bosso, reconocido en su país natal como uno de los músicos más importantes de la actualidad. Bosso comenzó a tocar a los cinco años, estudió en Turín y completó su formación en Washington. Cuenta con una amplia producción discográfica que incluye grandes trabajos como "Spiritual" (2016) y "State Of The Art" (2017).
Su música ha sonado junto a la de grandes figuras del jazz como George Russel, Bob Mintzer, Carla Bley y Steve Coleman, responsable de numerosas teorías innovadoras sobre la integración de los ritmos del funk, el soul y el jazz. La técnica de Bosso es extremadamente depurada y su expresividad cálida y potente en búsqueda constante de nuevas fórmulas con las que reinterpretar la tradición del jazz más puro. Completan Fabrizio Bosso Quartet el pianista Seby Burgio, el contrabajista Jacopo Ferrazza y el baterista Nicola Angelucci.
Este recital tendrá como invitada especial a la catalana Rita Payés, una joven trombonista y cantante, que ya ha tocado en algunos de los festivales más importantes de Europa. En 2013 se incorporó a la Sant Andreu Jazz Band junto a artistas como Andrea Motis. Para muchos, Payés es una de las grandes promesas del jazz.
Al día siguiente, el 6 de agosto, se subirá al escenario la pianista y cantante australiana Sarah Mckenzie, que ya actuó en Santander hace más de un año. Mckenzie grabó dos discos para la compañía australiana ABC. Uno de ellos "Close Your Eyes" ganó el premio de música ARIA al mejor disco de jazz en 2012. Con "Paris in the rain" logró consagrarse en el mercado europeo. Sarah ha actuado en los festivales más importantes del mundo y ha tocado, entre otras, con la Boston Pops Orchestra. En Santander estará acompañada por el contrabajista Thomas Bramerie, el guitarrista Hugo Lippi, y el baterista Romain Sarron.
Como invitado especial actuará el saxofonista húngaro Gabor Bolla, cuyo estilo está fuertemente influenciado por el de los grandes saxofonistas de be-bop y hard-bop, aunque con importantes referencias a la música gypsy de su país de origen. Gabor Bollar es uno de los saxofonistas más prometedores que existen en Europa. Ha recibido distinciones en los festivales de Montreux, Avignon o Viena.
La música continuará el viernes 7 de agosto con los acordes del guitarrista sueco Ulf Wakenius, del que el compositor británico John McLaughlin dijo que tocaba la guitarra como si hubiese nacido con una en las manos. De extensa trayectoria, ha tocado junto a dos iconos del bajo, Niels-Henning Orsted y Ray Brown, con quien grabó dos discos que alcanzaron lo más alto de las listas de éxitos de jazz en Estados Unidos. En los últimos años, ha dado la vuelta al mundo junto a la cantante coreana Youn Sun Nah y de 1997 a 2007, formó parte del prestigioso Oscar Peterson Quartet. El propio Peterson lo describió como uno de los mejores guitarristas vivos del mundo.
Este día el público podrá apreciar el directo de Ignasi Terraza, uno de los pianistas de jazz más destacados del panorama español y con gran proyección internacional. Nació en Barcelona en 1962, se quedó ciego a los nueve años y al poco tiempo descubrió el piano. Su facilidad para improvisar hizo que pronto se sintiera atraído por el jazz. Ha formado parte de varios grupos de swing y en sus formaciones de tríos habituales han tocado referentes de la batería como Jeff Hamilton, Alvin Queen y Walter Perkins y bajistas como Javier Colina, Caspar Lunhar y Horacio Fumero.
Con ellos, compartirá escenario el francés Pierre Boussaguet, un contrabajista de tempo preciso considerado uno de los mejores especialistas en la escena jazzística europea. Se inició en la música desde muy joven tocando el acordeón, hasta que escuchando al trío de Ray Bryant descubrió su afinidad por el contrabajo. Comenzó de forma autodidacta para, poco después, estudiar contrabajo clásico con Jean Cros. Pierre tuvo la oportunidad de conocer personalmente al contrabajista Ray Brown, con el que pronto desarrolló una sólida amistad y formó una banda. Durante los años noventa trabajó regularmente con Monty Alexander en giras por Europa y Asia y colaboró habitualmente con el baterista Alvin Queen.
The Charlie Parker Legacy Band clausurará el festival el sábado 8 de agosto. La importancia del saxofonista Charlie "Bird" Parker (1920-1955) en la evolución del jazz a partir de 1945 es indiscutible. Sus aportaciones como improvisador y sus novedosos conceptos armónicos han influido en varias generaciones de músicos y se extienden hasta nuestros días. Parker fue un compositor excepcional, creador de temas como "Au Privave", "Billie"s Bounce", "Ko-ko", "Now is the Time" o "Parker"s Mood", un clásico del repertorio jazzístico.
La "Charlie Parker Legacy Band" se formó en 2004 para interpretar las composiciones de "Bird" en clave actual. El grupo ha combinado, en sus diversas ediciones, el talento de jóvenes improvisadores como Jesse Davis, Terell Stafford, Wes Anderson, Ignasi Terraza o Leon Parker, con la sabiduría de veteranos como Wendell Brunious, Ronnie Mathews y Ray Drummond.
Para la gira de este verano y con motivo de la celebración del centenario del nacimiento de Parker, la banda contará con el talento de los saxofonistas Francesco Cafiso, Jesse Davis y Luigi Grasso, el pianista Andrea Pozza, el contrabajista Joshua Ginsburg y el baterista Mario Gonzi. Como atractivo adicional, la banda interpretará algunos arreglos de Phil Woods, el discípulo más importante de Parker.
Sobre el cartel
Elaborado por el estudio de diseño gráfico LaRulotte, el cartel del festival evoca la importancia del ritmo y la nocturnidad para este género musical nacido en Nueva Orleans como música de bandas, ritmos de calle y cabarets. En concreto, la imagen ha querido detenerse en una técnica rítmica que surgió en los años cuarenta y que se llama scat. Esta peculiaridad del jazz consiste en cantar con onomatopeyas la melodía de la canción, intercalándola con la letra y generando un tarareo exclusivo del mundo del jazz.
Ruth Martín, la diseñadora, cree que "este tipo de canto no se queda solo en el intérprete, sino que cualquier oyente sea cual sea la vertiente de jazz que le hace palpitar, sigue el ritmo en su cabeza con su propio tarareo, lo que nos hace a cada uno de nosotros íntimos vocalistas de scat".
